Viajar en coche con niños puede parecer una tarea desafiante, pero con una buena planificación y algunas precauciones, puede convertirse en una experiencia gratificante tanto para los pequeños como para los padres. En este artículo, compartiré nuestra experiencia de un gran viaje en coche al pueblo de mi pareja para el bautizo de nuestra hija cuando tenía tan solo 3 meses. A pesar de los desafíos y las paradas frecuentes, descubrimos que el viaje nos brindó la oportunidad de acostumbrar a nuestra hija a los viajes largos y nos demostró que es posible aventurarse en todo tipo de escapadas en familia.
1. Consultando al pediatra:
Antes de emprender nuestro viaje, consultamos con el pediatra de nuestra hija para asegurarnos de que era seguro viajar con un bebé tan pequeño. El pediatra nos aseguró que era factible, siempre y cuando nos aseguráramos de mantener a nuestra hija hidratada durante el viaje. Aunque a esa edad no tomaba agua como lo hace ahora, nos aseguramos de ofrecerle líquidos adicionales durante las paradas, como era su biberón de leche.
2. Preparativos esenciales:
Viajar con un bebé requiere una planificación meticulosa. Hicimos una lista exhaustiva de todo lo que necesitaríamos durante el viaje: su sillita para el coche, leche, agua (siguiendo la recomendación del pediatra de utilizar Bezoya), pañales, toallitas, biberones adicionales, juguetes y, por supuesto, su maleta con ropa. Afortunadamente, viajamos en una furgoneta que contaba con un amplio espacio de carga, lo que nos permitió llevar todo lo necesario sin problemas.
3. El viaje en sí:
El viaje en coche fue largo, aproximadamente unas 12 horas de trayecto. Sin embargo, decidimos hacer paradas cada dos horas para alimentar a nuestra hija, estirar sus piernas y cambiarle el pañal. Estas pausas regulares también nos brindaron la oportunidad de descansar un poco y recargar energías. A pesar de la duración del viaje, nuestra hija se mostró sorprendentemente tranquila y apenas se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Su buen comportamiento y adaptabilidad hicieron que el viaje fuera mucho más ameno para todos.
4. Flexibilidad y escucha del pediatra:
Durante el viaje, recordamos las palabras de nuestro pediatra: si nuestra hija no se despertaba para las tomas, no era necesario interrumpir su sueño. Sin embargo, como siempre ha sido una niña con buen apetito, se despertaba naturalmente para comer. A medida que creció, le dimos más libertad para dormir sin controlar estrictamente los horarios. Es importante escuchar a los niños y adaptarse a sus necesidades individuales durante los viajes.
Conclusión:
Aunque el viaje en coche con niños puede resultar agotador y requerir una planificación adicional, descubrimos que es una experiencia enriquecedora para toda la familia. A través de este viaje, nuestra hija se acostumbró a los largos trayectos en coche y nosotros aprendimos que es posible aventurarse y explorar diferentes lugares con los más pequeños. Siempre recordaremos ese viaje como una experiencia valiosa que nos enseñó que con los niños se pueden hacer todo tipo de viajes, siempre y cuando estemos preparados y dispuestos a adaptarnos a sus necesidades. ¡El mundo está lleno de aventuras esperando ser descubiertas junto a nuestros hijos!
